Personajes y complejos
Manuel: Complejo de Agar y Sara
Tendencia a clasificar a las mujeres en dos grupos: las
buenas, puras e intocables a semejanza de la madre; y a las malas, aptas para
la satisfacción sexual, pero indignas de amor.
Juan: Complejo de Brummel
Excesiva elegancia en el vestir que compensa, en el fondo, un
fuerte sentimiento de inferioridad. El nombre recuerda a Jorge Brummer
(1778-1840), dandi famoso de la Corte de Inglaterra, que actuó como un
verdadero dictador de la moda de su tiempo.
Laura: Complejo de Brunilda
Tendencia de las jóvenes a querer ver en su novio un
superhombre o un héroe, sobrevaloración que después del matrimonio se cambia en
una desvalorización absoluta. En el caso, el hombre sigue siendo el mismo,
cambia sólo la actitud de la mujer. En la leyenda germánica la valkiria
Brunilda sólo se muestra dispuesta a casarse con un varón capaz de vencerla en
toda clase de ejercicios físicos. Mediante un engaño Sigfrido logra vencerla y conquistarla.
Brunilda descubre el engaño y exige la muerte del ofensor.
Sergio: Complejo de Otelo
Sentimiento morboso de celos. Celoso por antonomasia, el Moro
de Venecia de Shakespeare da su nombre al complejo.
El ascensor
Se para el ascensor, se abre la puerta y…
Manuel: (entra al ascensor) Hola muy buenas.
¡Joder ya voy a llegar tarde al curro! (Dijo para sí mismo mientras miraba el
reloj del teléfono móvil).
Se pone en marcha el ascensor hacia abajo.
Laura: (muy entusiasmada) Sergio cariño,
qué guapo te has puesto hoy para la exposición que vas a hacer de tu trabajo en
la uni, pero te no preocupes porque
te va a salir muy bien. ¡Es tan genial el trabajo que has hecho que les va a
gustar a todos! Si es que eres el mejor Sergio, cari.
Manuel: Qué feliz te veo, ¿no Laura? Y hoy
vas muy guapa. (Y para sí mismo dice:) Qué asco me da esta niñata, ¿por qué
siempre me la tendré que cruzar?
Sergio: Sí, Manuel. (Dijo rápidamente) Es
que Laura como es mi chica (cogiéndole por la cintura) me va a acompañar hoy a
la uni, y luego vamos a comer juntos
porque es una chica estupenda y le cuido mucho porque se lo merece, para ella
todo lo mejor porque está conmigo.
Laura: (haciendo caricias a Sergio) Ayyy mi
niño… Si es que mejor que tú… ¡No le hay!
¡PUM! Se para el ascensor.
Manuel: (un poco enfadado) ¡¿Qué has tocado
ya Laura?! Si es que no te paras quieta, córtate un poco delante de las demás
personas y deja de tontear con tu novio, que algún botón has tocado con el culo
y has parado esto. Ya no llego a tiempo a currar por ésta… (Dijo rechinando los
dientes).
Sergio: Ehh, menos. (Dice un poco tenso) Que
aquí la culpa no es de nadie y mucho menos de mi novia. También tenemos
nosotros prisa. A ver si te crees que nos queremos quedar aquí contigo.
Laura: Eso digo yo, que aquí hace calor
siempre y no quiero que mi novio sude la camisa con lo guapo que va él.
¡CHINK! Se reanuda el ascensor de repente baja un piso y se
abren las puertas…
Juan: Hola, hola. ¡Uy! Que de gente hoy
aquí. Oiss me encanta tu camisa Laura, y encima te queda muy bien. Vas monísima
oye. Ideal.
Y se cierran las puertas de nuevo y continúa bajando el
ascensor.
Sergio: Sí es que se la regalé yo cuando
cumplimos una semana y media de estar saliendo, porque para mi chica lo mejor
siempre. (Dijo nada más terminar de hablar Juan).
Manuel: A ver si baja este ascensor de mierda
porque no aguanto más a la niña esta y al pesao
de ahora. Qué personajes… (Dijo para sí mismo).
Laura: Sí Juan, me la regaló Sergio, es tan
genial… Y la camisa también. Jeje. Y los pantalones estos, ¿tú crees que van
bien con la camisa?
Sergio: Sí, cariño. Van muy bien con la
camisa que te regalé. (Y dice para sí:) Que ni se le ocurra a éste mirar a mi
piba…
Juan: Sergio que yo de lo único que sé es de
ropa hijo. A ver Laura déjame ver…
¡PUM! Y se vuelve a parar el ascensor, pero esta vez más
bruscamente y se embala Juan un poco sobre Laura y acaban semi-abrazados.
Juan: (tímidamente) ¡Uy! Perdón…
Manuel: (enfadado) ¡Joder! ¡Otra vez no!
Sergio: ¿¡Tú qué coño haces tronco!? (Dijo
muy enfadado mirando fijamente a Juan).
Juan: Ay yo nada si yo… no… si a mi no me…
Manuel: ¿Qué va a hacer? (Dice cortando la
confesión de Juan) Pues lo que quiera, que pa’
eso están esta clase de chicas.
Sergio: ¡¡¿Cómo?!! (Dijo con los ojos
inyectados en sangre).
Manuel: (muy confiado) Pues lo que has oído
chico. ¿Tú en que mundo vives? ¿No ves que las chicas de ahora no son como son
las madres? Todas las de ahora juegan con los chicos como ellas quieren, y tú
deberías hacer lo mismo. No valen para nada ninguna, salvo para algún polvete
de vez en cuando y pa’ poca cosa más.
Laura: (enfadada) ¡¿Pero qué dices
enfermo?! Que mi novio es el mejor y no le voy a hacer nunca ninguna cosa así
porque me quiere mucho y me trata muy bien. Y tú soltero, nadie te quiere
porque eres un asqueroso.
Juan es un mero espectador.
Manuel: Joder chica a ti lo que te hace falta
es un buen meneo me parece a mí… Estás muy tensa, ya sabes dónde vivo, ¿no? Si
eso pásate luego y te doy lo tuyo.
Sergio: Lo tuyo te voy a dar yo ahora pedazo
de cabrón. (Dijo remangándose la camisa y dirigiendo un puño hacia la cara de
Manuel).
Manuel recibe un puño y le lanza otro a Sergio, empiezan a
forcejear y el ascensor se tambalea. Laura les separa…
Juan: (indignado) Ehh parad, que me habéis empujado a mí y ¡mi camisa de seda de
trescientos euros ha tocado la sucia pared del ascensor!
¡CHINK! Se reanuda la marcha del ascensor y todos quedan
sorprendidos, no alegres y en pocos segundos llegan al piso número cero.
Manuel: (saliendo con prisa) Esto no quedará
así apestoso, y a tú novia le espero luego.
Sergio: Vas a esperar otra hostia hijoputa, ya te pillaré ya…
Laura: Ayy cariño, qué miedo he pasado… Si
no llega a ser por ti… y además menuda paliza le has dado. Si es que eres el
mejor mi cari… (y le da un beso).
Manuel está ya muy lejos, ni se le ve. Sergio y Laura corren
hacia el tren para llegar a la universidad a tiempo para exponer el trabajo de
Sergio. Juan sigue dentro del ascensor mirándose al espejo que hay, para ver si
se ha manchado su camisa de seda de trescientos euros.
Fin amigos.